Por Mariana Massa, de la Redacción de Baires Centro.
La pandemia arrebató vidas, sueños, quebró a familias enteras que se encontraron con una situación difícil de manejar, mucho más cuando el dolor tocó a la puerta. Se hizo extensa, más de lo imaginable, y también cambiaron las rutinas y lo cotidiano de cada uno. Lo cultural, deportivo y recreativo quedó al principio relegado y no era un tema prioritario pero al transcurrir los meses, poco a poco empezó a revelarse lo importante que eran.
Vivo en 25 de Mayo, una ciudad que desde que llegué hace ocho años, me llamó la atención por lo deportiva que es. Es común ver gimnasios completos de clientes pero también están aquellos vecinos que copan los espacios públicos para hacer diversas actividades físicas.
Los salones y las calles se vieron desiertos de ese tipo de actividades durante los primeros meses de 2020 y llegado fin de año, cuando se pudo volver respetando protocolos, muchos vecinos retomaron la actividad física y hubo hasta quienes tomaron conciencia de la importancia del movimiento que impacta de lleno en el interior de cada uno.
Cada 31 de Diciembre hay tradición en el pueblo, la Milla de Fin de Año. Atletas, vecinos, vecinas, grandes, niños, familias completas participan de manera recreativa de este gran evento deportivo. El 2020 fue raro, y la ausencia de esta fiesta dejaba un vacío por aquellos días.
Este 2021, con el correr de los meses, la situación epidemiológica se fue controlando y normalizando y surgió un evento que había sido pensado para el año pasado sin poder llevarse a cabo. La Carrera Nocturna, presentada como la antesala de la Milla, con la alternativa de 2 km o 5km y un recorrido novedoso.
Me inscribí casi sin pensarlo y corrí. Respirar profundamente el aire, mientras las pulsaciones van subiendo y a la vez ir avistando los distintos espacios de la ciudad, combinación de varios factores para sentirse un poco libre. Saber que si lo hacemos a conciencia, nos estamos haciendo bien a nuestro cuerpo, a nuestra mente, a nosotros mismos. Porque al fin y al cabo nadie es mejor que uno para cuidarse.
A la vez, ver agolpados a muchos vecinos en las puertas de sus casas, alentando a todos los participantes por el sólo hecho de brindarles su apoyo, es un poco el reflejo de lo que sucede en esta ciudad donde si necesitás una mano, alguna siempre aparece.
No necesariamente tiene que ser correr o caminar, ésta es la anécdota de ayer pero la actividad física tiene que ser la que a cada uno le guste, cualquier disciplina o rutina siempre es buena y más aún si es guiada por profesionales.
En medio de nuestras obligaciones familiares, laborales, y educativas, entre otras, hay que ir encontrando esos huecos para movernos un poco y olvidarnos por un momento de los compromisos y de los problemas porque la pandemia nos enseñó que la vida puede irse de un momento a otro y qué mejor que vivirla con buena salud, mejores hábitos y un poco más libres.