Una calle de Montevideo llevará el nombre de Raúl Alfonsín

Internacionales

La decisión fue adoptada por los miembros de Junta Departamental de la capital uruguaya al considerar que el extinto Presidente fue “gran referente político” para la Argentina, América Latina y “muy especialmente en la historia política de Uruguay” .

Con el respaldo de sus miembros, la Junta Departamental de Montevideo elevó a la intendencia de la ciudad, para su definitiva puesta en vigencia la resolución por la que se dispone bautizar con el nombre de “Raúl Alfonsín” a una de las calles laterales que rodean la Plaza República Argentina que, ubicada en cercanías de la rambla Sur, constituye en uno de las más concurridas y atractivas zonas de la capital uruguaya.

“Remitir minuta de aspiración y las actuaciones a la Intendencia de Montevideo para hacerle saber que es voluntad del cuerpo de designe la calle lateral de la Plaza de la República Argentina con el nombre Raúl Alfonsín”, refiere el artículo primero de la iniciativa elevada por la Junta Departamental a las autoridades comunales de la capital uruguaya al poner en conocimiento la decisión adoptada por el cuero en reconocimiento al extinto Presidente que encarno en 1983 la epopeya de la recuperación de la democracia en la Argentina.

En la resolución de los ediles Diego Revetria, Tulio Tartaglia, Leonel Aguirre, Matías Barreto, Javier Barrios Bove, Patricia Cayón, Patricia Dorrego, Miguel González, Mara Paracampo, Rafael Seijas, Patricia Soria y Claudio Visillac, Fiorella Buzeta y Federico de la Peña se destaca la trayectoria política de Alfonsín, a quien se lo reivindica como “promotor” en la defensa de los derechos humanos.

“Raúl Alfonsín fue un gran referente político para la República Argentina, pero también ha sido enorme su legado e implicancia en la restauración de la democracia en América Latina y, muy especialmente, en la historia política de nuestro país a partir de su asunción como primer mandatario del vecino país el 10 de diciembre de 1983”, dicen los ediles uruguayos en el texto del documento elevado a las autoridades del Ejecutivo municipal de la capital uruguaya y reflejan que la epopeya que encaró el líder radical en los albores de la década del ’80 en derivó en que “muchos sectores políticos” lo reconozcan como el ‘padre de la democracia’ moderna” en la Argentina.

Los ediles expresan además que Alfonsín “brindó apoyo para que numerosos ciudadanos uruguayos exiliados por la dictadura cívico-militar encontraran en la República Argentina un lugar transitorio de refugio” y, en esa dirección apuntan: “Uno de los casos más conocidos es el del Dr. Wilson Ferreira Aldunate, quien llegó a vivir en Argentina desde su arribo desde Europa hasta su retorno al país el 16 de junio de 1984”, en alusión al exilio del político uruguayo durante la dictadura que imperaba en su momento en el vecino país.

Evocan, además, algunos costados personales de Alfonsín al puntualizar que se graduó como abogado poco antes de cumplir 22 años y desarrolló, siendo aún muy joven, una intensa acción política desde su incorporación a la Unión Cívica Radical. Destacan que fue concejal de Chascomús tanto como legislador de la provincia de Buenos Aires y, luego, diputado nacional desde 1963 hasta 1966 durante el gobierno del Presidente, Arturo Illia, derrocado el 28 de junio de 1966 por el golpe de Estado perpetrado por las Fuerzas Armadas en la llamada Revolución Argentina.

En la extensa declaración con la que sustentan la iniciativa, los ediles uruguayos aluden a vicisitudes que atravesó Alfonsín con su detención por algunas horas, en tiempos en que en la Argentina gobernaba la dictadura de la denominada Revolución Argentina, a raíz de que, en su carácter de titular del radicalismo bonaerense y junto a otros correligionarios, irrumpió en el interior de la sede del comité de la entonces Unión Cívica Radical del Pueblo para llevar adelante un acto en repudio al gobierno de facto.

Destacan que en aquella época, Alfonsín “estrechó sus contactos con los sectores de centroizquierda, como el socialismo dirigido por su amigo Guillermo Estévez Boero” a la vez que “comenzó a desarrollar un pensamiento socialdemócrata dentro del radicalismo que tendría un considerable impacto en la juventud”, al tiempo que recuerdan la acción que el extinto líder radical explicitó en aquellos años sus ferres posiciones políticas contra la dictadura gobernante en la Argentina desde de la actividad periodística a través de los artículos que publicaba la revista Inédito y que firmaba con el seudónimo “Alfonso Carrido Lura”.

Asimismo, refieren luego que Alfonsín fundó en 1972, dentro del entramado interno de la UCR el Movimiento de Renovación y Cambio desde el que reclamó la articulación de “un programa de carácter nacional, popular, democrático” y recuerdan que, por entonces, compitió en los comicios internos de su partido como precandidato presidencial al aludir a la contienda en la que enfrentó a Ricardo Balbín, quien por esa época era el presidente del Comité Nacional del radicalismo y evocan que en 1975 fue miembro fundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, tras lo cual reseñan que consumado el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 que derrocó al gobierno constitucional que ejercía el poder en la Argentina presto “gratuitamente”, su servicios como abogado “para defender” a dirigentes políticos opositores y presentó hábeas corpus ante la existencia de detenidos-desaparecidos en una acción que –añadieron- “por sí misma solía significar la muerte”.

Expresan que en aquellos años “Alfonsín generó nexos y amistad con referentes políticos de Uruguay perseguidos por el poder de facto” que imperaba en ese país como “es el caso de su amistad con Zelmar Michelini, Gutiérrez Ruiz, Wilson Ferreira Aldunate, entre otros” y destacan la importancia que adquirió la acción desplegada por el líder radical “en la búsqueda de Michelini y Gutiérrez Ruiz secuestrados el 18 de mayo de 1976” y cuyos cuerpos, tras sus asesinatos, fueron hallados el 20 de mayo de ese año.

Los ediles uruguayos ponen de relieve la acción política de directa confrontación que Alfonsín encarnó contra la última dictadura militar que se hizo del poder en la Argentina, tras el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, así como la fortaleza de su postura opositora a la aventura bélica que emprendió el gobierno de facto con la Guerra de Malvinas, tras lo cual destacan que, tras el trágico desenlace de ese conflicto, se erigió en una figura clave en el escenario político de cara a lograr el retorno del imperio de la democracia en su país y que con la salida hacia la institucionalidad se consagró como Presidente a partir del triunfo que obtuvo en las elecciones de 1983 que significaron que “Argentina se convirtiese en el primer país de la región en retornar a la democracia”.

En los fundamentos de la resolución elevada a la intendencia de Montevideo, los ediles repasan algunos de los principales íconos de la gestión de gobierno de Alfonsín y, en ese marco, destacan el “histórico” Juicio a las Juntas por el que la Justicia condenó a prisión a los jerarcas del gobierno de facto por su responsabilidad en la violaciones a los derechos humanos cometidos por esa dictadura; el impulso que le imprimió a la integración regional que se inició “en principio entre Argentina y Brasil pero donde Uruguay fue formalmente invitado a una reunión celebrada en febrero de 1988 durante la presidencia de Julio María Sanguinetti en nuestro país”.

Los ediles reivindican que fue durante el gobierno de Alfonsín en que se creó el “registro oficial de los 145 niños secuestrados” durante la última dictadura militar que imperó en la Argentina, en clara alusión la creación del Banco Nacional de Datos Genéticos que fue clave para establecer el vínculo biológico de personas nacidas en cautiverio y cuyos padres habían sido secuestrados y asesinados en el genocidio que se desató en el país tras el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.

“Si bien el mandato de Alfonsín fue un punto fundante para la vuelta de la democracia en su país y en nuestra región, y contó con un apoyo popular más allá de divisas políticas, tuvo que enfrentar grandes dificultades, tanto económicas como sociales y políticas” que “lo obligaron a adelantar las elecciones” para elegir a su sucesos en 1989. “Años después, y como suele pasar con los personajes de la historia, la figura de Alfonsín cobra un gran valor en la historia política de Argentina y también reconocimiento de diferentes actores de nuestro país”, expresa el documento en el que, por otra parte, se destaca que el líder radical “se desempeñó como Vicepresidente de la Internacional Socialista”.

Recuerdan los homenajes que le tributaron a Alfonsín en vida y la conmoción tanto como el emotivo adiós por parte de “miles de argentinos” a su muerte, ocurrida el 31 de marzo de 2009. En ese marco, recuerdan que, ante el deceso del líder radical, el gobierno de Uruguay que entonces presidía Tabaré Vázquez, dicto un decreto por el que se dispuso dos días de duelo nacional en homenaje al entonces ex presidente de la Argentina y que en el mismo se manifestaba que aquella circunstancia “enluta no solamente al Estado y al pueblo de la República Argentina sino también a toda la comunidad internacional: Alfonsín se erigió en un símbolo de la democracia y del respeto a los derechos humanos”, a la vez que señala que junto al Presidente asistieron en las exequias los ex presidentes Julio María Sanguinetti y José Mujica.

Por último, en la resolución se rescatan algunas de las frases pronunciadas por Julio María Sanguinetti en la ceremonia de despedida de los restos de Alfonsín en el Congreso de la Nación en la ciudad de Buenos Aires. “Su figura histórica se va agrandando con los instantes (…) un político, un estadista como Raúl, no muere, su obra lo mantiene vigente, sus ideas son perdurables (…) eso era lo que veíamos hoy en las calles, en la mirada esperanzada de la gente (…) un símbolo de libertad, de democracia, de austeridad democrática”.

Publicado originalmente en Nuevos Papeles

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