Por Iara Golberg, integrante del equipo de redacción de Baires.
¡Hola!
Hoy quiero aprovechar el DÍA DE LA CONCIENTIZACIÓN E INFORMACIÓN SOBRE EL TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON O SIN HIPERACTIVIDAD para compartirles algo que como mamá me genera mucho dolor.
Si bien soy consciente de las conductas de mi hijo y de lo que su condición implica, hay algo que me resulta contradictorio en cada campaña que veo.
Pedimos inclusión, informar, concientizar y dejar de estigmatizar, y las únicas imágenes que se usan para ilustrar a un niño con TDHA (TGDA/TEA) siempre son de niños enojados o en crisis.
¿Sabían que son niños con MUCHOS momentos de felicidad?
¿Sabían que trabajamos a diario para que esos momentos sean los más, y que las crisis no sean lo único a resaltar?
¿Cómo puedo pedir como mamá que se mire a mi hijo con otros ojos, que se lo incluya, que se destaquen sus logros, si solamente se muestra a los niños con TDAH (TGDA/TEA) en situaciones de descontrol?
¿Cómo voy a dejar de sentir dolor porque sus pares no lo invitan, si los adultos solamente muestran que los chicos TDAH/TGDA/TEA son “raros”?
No se trata de negar, soy la primera que vive en carne propia sus momentos de crisis y descompensación. Pero trabajo a diario y entrego mi vida entera buscando alternativas, terapias, y todo aquello que colabore con su bienestar.
Busco respuestas y ayuda a diario, porque a pesar de lo mucho que se habla, NADA se hace en Salud Mental. Por ahora son solo palabras y ningún hecho.
Me acuesto agotada y me levanto como si nada hubiera pasado, porque cada tropezón me da la fuerza que necesito para seguir en esta realidad que como familia nos toca atravesar: a él, a su hermana y a mí.
HOY 28 DE JULIO ALZO LA VOZ Y LES DIGO:
Quiero para mi hijo un mundo más inclusivo, un mundo en el que se pueda valorar que tiene potencialidades, que puede ser exitoso, donde se vean sus momentos de alegría y se deje de lado el mirarlo como un bicho raro.
Quiero vivir en un lugar en el que valgan más sus logros como deportista; que se dejen de aprovechar de su bondad para sacarle cosas o donde le pongan condiciones para ser parte de un grupo de amigos (“si traes plata podés venir”, “si nos das o hacés esto te podés sumar”) y él por ser aceptado “obedece”; donde se refleje lo gran amigo y persona solidaria que es; un mundo en el que se anime a mostar sus dibujos y creaciones artísticas; un mundo en el que todo lo bueno que hace y es, que es muchísimo, no sea tapado por la ignorancia de los que solamente destacan la parte “negativa” de su condición.
𝐈𝐚𝐫𝐚, 𝐦𝐚𝐦𝐚́ 𝐝𝐞 𝐁𝐞𝐧𝐣𝐚.

