El Gobierno nacional encabezado por Javier Milei oficializó este lunes 7 de julio la disolución del Instituto Nacional del Cáncer (INC) como organismo descentralizado, mediante un decreto que lo transforma en una dirección interna del Ministerio de Salud.
La medida generó críticas de organizaciones médicas, pacientes y referentes del área, que advierten sobre el posible debilitamiento de la estrategia nacional en la lucha contra esta enfermedad.
Desde la cartera sanitaria aseguraron que “no se interrumpirán los programas, tratamientos ni el trabajo del personal”, y que la decisión busca “evitar superposiciones administrativas” y lograr una estructura “más eficiente».
El INC, creado en 2010, tenía autonomía técnica y presupuestaria, y coordinaba políticas públicas de prevención, investigación, tratamiento y seguimiento de pacientes con cáncer en todo el país.
Con esta reestructuración, sus funciones pasarán a depender directamente de la Secretaría de Gestión Sanitaria, lo que podría implicar una pérdida de independencia operativa. Según especialistas, la centralización puede dificultar la implementación de políticas federales y la continuidad de proyectos estratégicos a largo plazo.
El anuncio se suma a una serie de cambios en organismos sanitarios realizados en los últimos meses, en el marco del ajuste del gasto público.
Aunque las autoridades insisten en que “no hay cierre de programas ni afectación a los pacientes”, sectores vinculados a la salud alertan sobre el impacto institucional de desarticular áreas específicas en temas tan sensibles como el cáncer.