Misofonía: ¿qué es y cómo tratarla?

Información general

Podés sufrir de misofonía y no saberlo.

La semana pasada la actriz Natalia Oreiro brindó una entrevista en el programa Caja Negra, y contó que sufre de misofonía. A raíz de esto, desde Baires Centro acercamos información de Ineba, el Instituto de Neurociencias de Buenos Aires, que explica las características y tratamiento de esta condición.

Existen sonidos muy característicos que son fácilmente identificables. El click del bolígrafo, el tono de mensaje de un celular o la frenada de un vehículo. Aún aquellos que parecen placenteros, como la lluvia golpeando en la ventana, pueden volverse una pesadilla para los pacientes que padecen misofonía.

El primer síntoma de los pacientes con misofonía es la molestia ante los ruidos que producen otras personas, como ronquidos, ruidos al comer o hasta la respiración.

Como su nombre indica, la misofonía, viene de las expresiones latinas ‘miso’ (odio) y ‘phonia’ (sonido). Es decir, la intolerancia a ciertos sonidos. Este trastorno suele abordarse desde el punto de vista neurológico aunque está relacionado con lo auditivo. Para muchos profesionales se genera cuando el sistema neurológico da una interpretación equivocada a un estímulo auditivo.

Algunos de los sonidos que suelen identificar los pacientes con misofonía:

● Sonidos nasales: Ronquidos, hipo

● Sonidos orales: Morderse las uñas, chasquidos con la lengua, llanto

● Sonidos ambientales: Llamada de teléfono, chasquido de dedos, una tiza contra un pizarrón.

De todas maneras, cada paciente identifica como molestos a distintos sonidos y las reacciones que pueden despertar son ira, ansiedad y hasta ataques de pánico.

Los síntomas y molestias de la misofonía se pueden reducir con técnicas como la sonoterapia, que usa sonidos como tratamiento para trabajar las sensaciones que estos generan. Pero, mientras tanto, es importante que los pacientes puedan hablar sobre el trastorno que padecen con las personas que comparten sus círculos sociales (familia, amigos, ámbito laboral, actividades deportivas, etc.) para lograr que el entorno comprenda los síntomas y ayude a un mejor relacionamiento.

Si bien no existen exámenes específicos para diagnosticar la misofonía, el mejor diagnóstico lo puede hacer un profesional especializado analizando al paciente.

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