Homicidio de Rafael Almiroty en 25 de Mayo: 8 años después declararon culpables a la viuda y a un sicario

Seguridad

En un juicio por jurados se declaró culpables a la viuda de la víctima y a un sicario. Resta que el juez del Tribunal en lo Criminal N°3 del Departamento Judicial de Mercedes, Ignacio Racca, fije las penas de los condenados.

En un juicio por jurados, Blanca Alicia Díaz Villalba (67) fue condenada por mandar a matar a su marido, Rafael Almiroty (69), en una estancia ubicada en 25 de Mayo en el año 2014. El veredicto fue unánime para la viuda y el sicario Aldo Omar Pérez. La pena en expectativa para ambos es de prisión perpetua. El resto de la banda se declaró culpable en juicio abreviado.

La mujer fue condenada como instigadora del homicidio doblemente agravado por concurso premeditado y por mediar promesa remuneratoria. Mientras que el sicario fue declarado culpable de homicidio agravado por alevosía, por haber sido cometido entre dos o más personas y por mediar precio o promesa remuneratoria.

Resta que el juez del Tribunal en lo Criminal N°3 del Departamento Judicial de Mercedes, Ignacio Racca, fije las penas de los condenados. «Será prisión perpetua, ya que el veredicto del jurado no deja otras opciones», explicó el magistrado a Clarín. La pena se dictará el mes que viene.

El caso

El 23 de noviembre de 2014, Blanca llegó a la estancia “La Juanita” de 25 de Mayo, en donde vivía su marido, y se encontró con lo pactado: su esposo muerto, tirado en el piso y con varios cortes en el cuello.

La viuda llamó al 911 y denunció que habían matado al productor agropecuario para robarle. Durante dos meses el plan parecía ser perfecto, hasta que la mujer fue detenida en su casa en Nuñez.

El matrimonio ni siquiera convivía. Él pasaba sus días en la estancia y en un campo ubicado en la localidad de Gobernador Ugarte, mientras que ella vivía en Capital y el marido -con quien tenía dos hijas- la visitaba los fines de semana.

Había sobradas pruebas para sospechar de la viuda. En la escena del crimen, las puertas no habían sido violentadas, todo estaba en su lugar y sólo faltaba el celular de la víctima. También había un maletín con 50 mil pesos de la venta de unos animales. Por eso, la hipótesis del robo estaba descartada.

Semanas antes, el productor agropecuario había sido asaltado en su estancia, de donde le habían robado 20 mil pesos. La víctima había denunciado que uno de los asaltantes le había dicho a su cómplice: “A éste hay que matarlo”.

Asimismo, se descubrió que el sicario, que vivía en Fuerte Apache, había recibido dinero de parte de la viuda para matar a Almiroty. Y que el remisero Walter Cartula lo había llevado a la estancia.

Justamente la mujer frecuentaba a una mai umbanda en Fuerte Apache, y fue ella quien le dio la idea de matar a su marido y quedarse con sus bienes. El sicario era Pérez, pareja de la mai.

Las claves del juicio por jurado

Este juicio por jurados fue el primero del que participó el juez Racca. «Siempre desde la facultad y desde mi vida académica fui defensor del instituto, pero vivirlo desde adentro fue realmente otra cosa. Fue una experiencia inigualable». Y reconoce: «La primera vez que me sentí juez de verdad».

Por la pena en expectativa fue obligatorio que se realice un juicio por jurados. La particularidad de la causa es que algunos imputados habían renunciado a este instituto y los jueces originales del caso habían sacado a los jurados. Finalmente, el Tribunal de Casación Penal falló a favor del juicio por jurados en un leading case muy importante.

El magistrado destacó el rol de los jurados por su dedicación desde el primer día. «Al finalizar el juicio estaban todos muy emocionados. Yo me quebré un poco también», confiesa.

El jurado deliberó durante dos horas. «Por primera vez, me sentí en presencia de ‘la’ justicia. El pueblo participando directamente en un acto de gobierno. Fue muy fuerte». 

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