Según un informe privado, podría más que duplicar el volumen exportado y aportar más de USD 1.200 millones extras por año. Prolongación de la guerra en Ucrania y recuperación de mercados.
Las lluvias del jueves por la noche en el oeste bonaerense, La Pampa y otras áreas productivas colocan al girasol, el cuarto más importante cultivo del campo argentino junto a la soja, el maíz y el trigo, como el que mejor capeará el golpe de la extensa sequía.
Son estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario en relación a los tres principales cultivos: soja, maíz y trigo. Las pérdidas del sector productivo ya representan más de 2 puntos del PBI.
“La Bolsa informó que 75% del cultivo está en estado bueno a aceptable en todo el país”, dijo a Infobae Jorge Ingaramo, ex Subsecretario de Economía Agraria y Asesor de la Asociación Argentina del Girasol (Asagir). Las cosas no fueron bien en la zona norte (Santiago del Estero, Chaco, Formosa y norte de Santa Fe).
Los resultados fueron negativos en Chaco (ya se cosechó el 89%) e inciertos en el norte de Santa Fe (40% de avance), pero el aguante natural del cultivo, las recientes lluvias y los dos meses que aún tiene por delante en las zonas centro y sur pintan como para que en 2023 la oleaginosa empate o mejore su producción y desempeño exportador, que ya en 2022 había aumentado más de 50% respecto del año previo.
Sólo entre enero y noviembre del año pasado, notó Ingaramo, la exportación de aceite crudo de girasol aumentó 53,6% en dólares respecto de igual período de 2021. Además, la Unión Europea, un fuerte comprador mundial que casi había desaparecido como cliente, volvió a la Argentina, debido a la invasión de Rusia y la guerra en Ucrania, que enfrentó a los dos principales productores mundiales de girasol y dislocó el mercado internacional.
El girasol, subrayó Ingaramo, ya era buen negocio antes de la pandemia y la guerra, por la caída de la producción mundial en el ciclo 2019/20, cuando los locales se interesaron más en él. Hubo un limitante inicial de semillas, que ya se empezó a superar y los precios internacionales dan señales de firmeza. Aunque es imposible prever que pasará con la guerra, lo cierto es que la UE sigue privilegiando la industria a los consumidores: en grandes supermercados de España, por caso, el precio del aceite de girasol es casi el triple de lo que era antes de la guerra, apuntó Ingaramo.
Fuente: Infobae.