El 2 de febrero se conocerá la sentencia por el crimen de Lucio Dupuy, un niño de 5 años, en donde está acusada su madre, Magdalena Espósito, junto a su pareja, Abigail Páez.
Para reflexionar compartimos la palabra de la Médica, Psicóloga y Licenciada de RR PP, María Inés Rodríguez Dávila, que escribió este texto titulado «El secreto de sus ojos»:
«¿Cuánto había en esa mirada profunda? Tanto y tan pocos fueron los que pudieron descubrirlo.
Miraría suplicando que alguien se diera cuenta. Las maestras del jardín al que fue varias veces lastimado, los médicos que lo recibían en las guardias, la misma jueza que concibió que su mamá era la persona idónea para criar con amor.
Cuánta culpa como ciudadana me genera en nombre de todos los que no pudieron ver. O los que vieron pero igual decidieron callar.
Me impresiona pensar en su desesperación, tan chiquito e indefenso, tan frágil esperando ser rescatado.
Así habrá vivido este calvario, intentando que todos los que caminaron por delante se detuvieran a ver qué ocurría en la casa del terror.
Sociedad por favor cambiemos, escuchemos con oídos empáticos y miremos con ojos del alma. Cuántos niños habrá en situaciones similares sin que nos involucremos y sigamos nuestro camino como si nada.
Y sí, asumamos la responsabilidad. Esa en la que no pensamos cuando algo nos parece ‘tema ajeno’ ‘cada casa es un mundo’, ‘cada familia tiene sus reglas.
No. No es así.
El cuidar de los niños es un tema de todos, aún cuando con ese niño apenas te cruces, vos, o yo, podemos ser la única posibilidad de salvar su existencia.
Necesitamos justicia por Lucio, por nuestros niños y sus infancias respetadas.
Señores jueces capacítense, no sólo en la doctrina jurídica, sino en el arte de ver más allá, involúcrense en el real bienestar del menor, no importa cuán o cuál conflictivo sea el caso. Para ustedes nunca será peor, que para aquel niño que dejarán ir del juzgado a encerrarse tras una puerta con adultos perversos.
Y si sienten que son tantos que la profesión abruma, cambien de rubro y dejen el lugar a alguien más responsable, altruista y comprometido. Los niños no son expedientes, son nuestros tesoros, como esos que los esperan en casa y ustedes aman con todo su corazón».