Emotiva carta de Federico Storani a seis años de la muerte de su hijo Manuel

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El adolescente de 14 años perdió la vida el 31 de marzo de 2016, junto a su mamá y otra persona en un choque de lanchas en el Delta del Tigre. El juicio oral contra el conductor que lo mató todavía no tiene fecha.

“No persigo venganza, sino justicia. Esto ocurrió hace seis años. Tenemos tribunal, tenemos un acusado, tenemos la carátula del hecho. ¿Qué es lo que falta?”, se pregunta con indignación Storani en un diálogo que mantuvo con el canal de noticias TN.

Su hijo Manuel, de 14 años, murió el 31 de marzo de 2016 en un choque de lanchas en el Delta del Tigre. También perdió la vida Ángeles Bruzzone -mamá de Manuel y expareja del dirigente radical- y una persona más. El responsable del hecho se llama Pablo Torres Lacal y la Justicia elevó la causa a juicio oral hace tres años.

El debate, sin embargo, todavía no tiene fecha. Y el clamor de Storani es poder llorar a Manuel en paz. “Es un escándalo. Los tiempos de la Justicia argentina son terribles”, señaló el dirigente.

Con frecuencia, a modo de homenaje, Storani escribe poemas dedicados a su hijo Manuel, un amante de la naturaleza.

Hoy, como cada 31 de marzo, le dedicó un emotivo texto que compartió en sus redes:

«La danza de las mariposas y el alma del colibrí.

Nunca vi tan gris el humo, era como si la llama se negara a encender a pesar de que mi deseo la llamaba con el calor del fuego.

Escribí esto hace años sentado junto a mi estufa-hogar tratando de describir la tristeza que me carcomía y corroía. Intentaba capturar el justo instante de transición entre el humo gris asfixiante y helado de la muerte y las primeras chispas del calor de la vida.

Es curioso cómo los estados de ánimo se ven y encuentran en las cosas cotidianas.

Hoy vinculo esas primeras chispas de la vida a las formas que fueron asumiendo esas grises bocanadas de humo hasta convertirse en las mariposas que danzan y elevan al ritmo de nuestros corazones palpitando.

Y en este corazón vivo y en brasas está el fuego del infinito y eterno aleteo del colibrí.

Manuel querido, hay quienes dicen que los colibríes son portadores de mensajes de los dioses o una visita de quien se ha ido para dar noticia de que está bien o para revelar la magia de la resurrección.

Recuerdo que tus trucos de magia deleitaban a tus sobrinos colibríes. Esos pichones hoy crecen impregnados con el mismo espíritu de alegría y libertad que les contagiaste. Es que en tu alma anida el eterno polinizador que lleva y trae vida.

A seis años de tu migración te siento cerca porque estas dentro de mí y es para siempre tan eterno e infinito como tu aleteo. No hay homenaje, tu vida fue homenaje a la vida. Mi tristeza hoy es melancolía por los sueños y utopías que seguiremos persiguiendo juntos, aunque de otras formas con el mismo fuego.

Al fin y al cabo, somos empedernidos amantes de la vida.

Por eso vivimos en la danza de las mariposas y en la tenacidad y resistencia del alma del colibrí.

Así somos Manu querido. Lo aprendí de vos.

Te amo.

Tu papá”.

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