Un análisis sobre la participación política de la juventud a diez años de la sanción de la Ley de Voto Joven.
Este año se cumplirá una década de la sanción de una norma que generó diversas opiniones y discusiones, tanto dentro del Congreso Nacional en su debate parlamentario, como en la sociedad. Se trata de la Ley de Ciudadanía Argentina N° 26.774, más conocida como “Ley de Voto Joven”, que establece el derecho de las personas con nacionalidad argentina, nativas o naturalizadas, que hubiesen cumplido la edad de 16 años, a ejercer el derecho al voto y así elegir a sus representantes.
Si bien hace un tiempo que la juventud ha dejado de ser considerada un tabú a la hora de hablar de política, sigue siendo mercantilizada debido a ser factor importante dentro del padrón electoral a partir de la sanción de esta ley. Resulta interesante tener en cuenta el gran debate que ha surgido a la hora de pensar campañas políticas, y que se ha profundizado paulatinamente, y que gira en torno a dos preguntas: ¿quién se queda con el voto joven? y ¿cómo hacer para captarlo?
Desde el espacio liberal y del PRO, conducido por Javier Milei y Patricia Bullrich, aseguran que la juventud ha realizado un giro notorio a la derecha y al liberalismo, alejándose de las ideas más revolucionarias y de gobiernos populares, como el peronismo/kirchnerismo o izquierda, espacios a los cuales históricamente se les adjudicó la mayor participación de militancia juvenil.
Si bien hubo un crecimiento en el liberalismo en Argentina, ¿realmente se debe a una reducción en el peronismo, o lograron captar al sector que estaba alejado de la política y no tenía esa intención de voto? A su vez, los jóvenes que se sumaron a la política durante las Presidencias de Néstor Kirchner-Cristina Fernández, parecen mantenerse firmes tras cada elección, siendo una parte fundamental de su base electoral.
Sin embargo caben dudas al respecto de si ha seguido incrementando su intencionalidad de voto joven, o desde entonces sólo mantuvo su base. El furor por Alberto Fernández al inicio de su Gobierno, “el profe de la Derecho de la UBA”, y lo que parecía formar una relación con los jóvenes desvinculados a la política parece sentirse desanimado y todo indica que se ha corrido hacia Máximo Kirchner la convocatoria de la nueva generación.
Indiferentemente de a qué partido político vote, la participación de la juventud es fundamental a la hora de construir el futuro del país. Las y los jóvenes lo saben, y han comenzado a formar sus propios líderes comprometidos con la sociedad y ocupando diversos espacios en la política, sindicatos, agrupaciones sociales, universidades y demás.
A casi diez años de esta ley, es crucial remarcar la importancia de dicha participación y lograr que las políticas implementadas no generen una sensación de exclusión en la juventud. Esta norma, en su origen, fue determinante para el incentivo y comienzo de un compromiso notable con jóvenes alejados de la política hasta el momento. Y es igual de importante que a día de hoy, se siga incentivando a la juventud a participar activamente en la transformación de nuestro país independientemente con qué partido o agrupación política se sientan identificados.