Este domingo el fútbol local se vio empañado por una denuncia de agresión de un dirigente hacia uno de los árbitros. En cualquiera de sus formas, la violencia siempre es repudiable.
El fútbol veinticinqueño se vio opacado por un hecho de violencia que fue denunciado este domingo en la Comisaría Primera por el árbitro Germán Gaitán. Según indicó, fue agredido por un dirigente del club Sportivo al salir del estadio, tras el partido que el equipo “cebra” disputó contra Plaza Italia donde fue derrotado por 1 a 0.
Tras increparlo cuando estaba por subir a su vehículo, el dirigente comenzó a recriminarle por su arbitraje en el partido y según consta en la denuncia, lo agredió físicamente generándole heridas leves que se constataron en el Hospital Unzué.
A partir de esta situación se inició una investigación por “Lesiones de carácter leves”, donde interviene la Ayudantía Fiscal 25 de Mayo.
Hasta aquí el relato de la denuncia pero queda la reflexión al respecto de la violencia que por estos tiempos se hace moneda corriente en varios ámbitos de la sociedad en general de la que no escapa 25 de Mayo. Sin lugar a dudas, uno de ellos es el futbolístico donde la picardía propia de este deporte pasa los límites llegando a situaciones repudiables.
Mucho más aún viniendo de dirigentes que tendrían que ser el ejemplo de respeto y buena conducta, siendo que son representantes de los clubes que participan de la Liga Veinticinqueña de Fútbol.
Un árbitro puede tener un buen o mal desempeño, quienes entienden de fútbol y están inmersos en este mundo pueden o no estar de acuerdo con su arbitraje y en caso de creer que se perjudicó al equipo existen muchas maneras de expresarlo sin necesidad de acudir a la agresión porque la violencia nunca será el camino en una sociedad que cada vez se pone más hostil justamente por conductas como la denunciada.
