El 9 de mayo de 2012 se sancionaba en el Senado de la Nación la Ley de Identidad de Género, que representó un paso más en la conquista de derechos de la comunidad LGBTIQ+. Por qué es tan importante y qué contempla una ley de vanguardia a nivel mundial, que instaló en la agenda política y mediática un debate urgente.
Un día cómo hoy pero hace una década atrás el proyecto impulsado por el Frente Nacional se convertía en la Ley 26.743. Sin embargo el proceso hacia la sanción comenzó mucho antes: el 1 de diciembre de 2011, cuando fue tratado y aprobado en la Cámara de Diputados de la Nación con un total de 167 votos favorables, 17 en contra y 7 abstenciones.
Hubo que esperar 6 meses para que la iniciativa llegase al Senado, y el 9 de mayo de 2012, la ley fue aprobada con 65 votos a favor y tan solo una abstención. Comunicada por el Poder Ejecutivo Nacional el 24 de mayo de aquel año, la Ley de Identidad de Género es la primera a nivel mundial que no patologiza las identidades trans, no exige requisitos médicos y garantiza a todas las personas una serie de derechos que se relacionan con la noción de identidad de género.
¿Qué garantiza esta ley?
Identidad de género y documento nacional
La identidad de género es la percepción que cada persona tiene de sí misma, sin importar el sexo con el cual se fue anotado al momento del nacimiento, por eso uno de los derechos que otorga la ley es el de la posibilidad de modificar los datos personales en el Registro Civil, ya sea el nombre, la imagen o el sexo registrado. Basta con acudir al Registro en el que se encuentra anotada la persona en cuestión y solicitar los cambios mediante un texto escrito.
Atención sanitaria
La ley 26.743 también se destaca por el aspecto sanitario que contempla. En este sentido, permite que toda persona pueda “acceder a tratamientos hormonales e intervenciones quirúrgicas totales o parciales para adecuar (su) cuerpo a la identidad elegida”.
Al respecto, hay que decir que esta cobertura médica la posibilitan obras sociales, prepagas y hospitales públicos siempre y cuando estos organismos se encuentren inscriptos en el Plan Médico Obligatorio.
Defensa de la identidad autopercibida
Por ley, el Estado debe defender la identidad de género contra todo tipo de discriminación, sin embargo este es el aspecto más complejo, ya que garantizar esto depende de muchos factores en un territorio amplio y diverso.
De todos modos la ley ha legitimado que muchas personas se despojen de una mirada cargada deprejuicios, ademas de involucrar al Estado en la construcción de la identidad de género garantizando el acceso a las intervenciones quirúrgicas y tratamientos hormonales.
Si bien los procesos son personales, añadirle valor constitucional a la identidad autopercibida y correrla de toda mirada patologizante es un avance fundamental y fue el puntapie inicial para la sanción de leyes posteriores como la Ley de Cupo Laboral Trans.
Sin embargo, hasta que no exista una correcta implementación de la ESI (Educación Sexual Integral) que instale el debate de la identidad y el respeto a las diversidades, será siempre muy dificil correr la discusión de las opiniones y concepciones personales a un terrenos público y por lo tanto político.
La ley despues de 10 años
A lo largo de los 10 años de vigencia de la ley de Identidad de Género, 12.655 personas rectificaron su DNI para que coincida con su identidad autopercibida, es decir, 26 de cada 100 mil habitantes, según un informe difundido este viernes por el Registro Nacional de las Personas (Renaper) y la Dirección de Población del Ministerio del Interior.
El estudio oficial identifica que, de las 12.655 personas que rectificaron su documento, seis de cada 10 que hicieron modificaciones de la categoría “sexo” en el DNI correspondieron a la opción “mujer” y cuatro de cada 10 a la de “varón”, y el 2,2% de las personas que realizaron ese trámite son extranjeras.
