Este día se busca concientizar sobre los cuidados de los niños nacidos antes de término. El lema de este año es “El abrazo de la familia, una terapia poderosa”.
Resaltando la importancia del contacto piel con piel, el 14 de noviembre comenzó la “Semana del Prematuro”, iniciativa de UNICEF a la que adhieren las sociedades científicas más importantes del mundo, siendo una semana que desea poner de manifiesto el alto riesgo de mortalidad que pueden tener los nacimientos antes de término.
Hoy 17 de noviembre se reconoce como el Día mundial del Niño Prematuro como iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el fin de dar visibilidad a esta problemática, concientizar sobre las necesidades y derechos de bebés prematuros y de sus familias, sensibilizar sobre la importancia de la experiencia y el cuidado de calidad desde el sistema de salud y, así, avanzar en políticas que garanticen el pleno derecho tanto de los bebés como de las familias.
El abrazo de la familia, un abrazo poderoso
El contacto piel con piel es fundamental en los bebés prematuros. Hay funciones de los padres y la familia que son irremplazables, y así debe ser sentido y transmitido por los encargados del cuidado médico.
Iniciado inmediatamente luego del nacimiento, este contacto contribuye al inicio y sostenimiento de la lactancia, favorece la estabilización de parámetros vitales como la frecuencia cardíaca y los niveles de glucemia, y ayuda a la instalación de una microbiota saludable, aspectos de importancia tanto en el proceso de adaptación a la vida extrauterina luego del nacimiento como en el mediano y largo plazo.
Además, ayuda a su relajación y al sueño profundo. Siempre que la estabilidad clínica lo permita, el contacto piel a piel en bebés prematuros es fundamental para una experiencia saludable y sensible.
Médicos y enfermeras deben informar a los padres en forma personalizada todo lo relacionado con el estado del niño, los tratamientos que recibe, sus progresos y dificultades. Para que puedan acompañar mejor a su hijo prematuro.
La información debe ser brindada en forma amplia y generosa, en un idioma claro y comprensible, con disponibilidad de tiempo para aclarar las dudas, permitiendo que la familia reflexione y exprese sus propias emociones.
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